La mayoría de los nutricionistas concuerdan con que el desayuno es fundamental para empezar bien el día. El nutriente que hace que el cerebro funcione es la glucosa, y el desayuno lo aporta.
En la noche la actividad cerebral aumenta, consumiendo la glucosa que haya en el organismo. Si por la mañana no la repones tendrás problemas de concentración, dificultándole a tu cerebro operar apropiadamente.